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Agustin Rodriguez

Estas líneas...

GUAYMAS, Son.- Cuando llegó Mario Cuén Aranda a comparecer ante la Fiscalía Anticorrupción, Sonora cree ver los nuevos tiempos prometidos, los de imponer orden donde la corrupción y la impunidad se asentaron fincando el cinismo de funcionarios convencidos de haberse vuelto dueños del patrimonio de la entidad.

Exalcalde refugiado años en la Administración Portuaria de Guaymas, reapareció con Guillermo Padrés y pronto ocupaba la tesorería estatal. Lo acusaron, pero había un muro formado por ministerios públicos, jueces y magistrados que servían al amo.

Cuén comenzó a oler a dinero. Sus empresas multiplicaban ventas al Gobierno de Sonora, más caro por cierto que en el mercado, fluyendo con rapidez el pago, contrario al viacrucis del proveedor común.

Días después, Roberto Romero López, exsecretario de Gobierno, cruzaba el mismo umbral donde Odracir Espinoza blande el sable de la justicia, pero su rostro no tuvo la rigidez mostrada por Cuén. Su sonrisa nunca desapareció y respondió a preguntas. A todos dejó contentos su “actuación” en esa pasarela y dejó la impresión de no tener vela en el entierro de la corrupción asfixiante vivida por Sonora el sexenio previo. Para otros, solo fue más cínico.

Estas líneas…

¿También tú, Ernesto?

GUAYMAS.- Adolfo García Morales ilustra de algo que no debiera sorprendernos.

Lo hace con eufemismos como “desorganizada” y con “deficiente manejo administrativo”, pero el nuevo secretario de Seguridad Pública pone luego puntos sobre las íes para describir la deplorable condición en las que Ernesto Munro Palacio dejó la dependencia.

Se me hace poco, pero así déjenlo, citar un quebranto de 75 millones, pero da color de identidad del ahora ya viejo Nuevo Sonora, al citar el déficit: 294 millones de pesos.

Hablar de pesos no es problema tan grande en un país que produce tanto dinero con el cual le daría muy buena vida a sus ciudadanos, dándole mejor uso. Lo es cuando como cita la cruda descripción de García Morales, llega la “desorganización, falta de ética y dispersión en manejo de recursos públicos”.

Estas líneas...

Urge la renovación moral GUAYMAS.- Pocos se sorprendieron cuando los nuevos directivos de Economía en Sonora confirmaron triquiñuela y media hecha con los recursos destinados a promover el crecimiento, y la cereza del pastel fue el tiradero de uniformes escolares en una bodega propiedad del beneficiario del contrato que le compró millones de prendas de dudoso origen.

Tampoco cuando la Secretaría de Educación y Cultura habla de lo que todos sabían –menos los investigadores, fiscales y jueces—pero nunca se atacó: más de 2 mil millones de pesos no se encuentran y el programa de transformación educativa insignia del padrecismo, fue un fraude que enriqueció a pocos y arruinó a muchos.

Jorge Vidal Ahumada, añejo delegado del Banobras en Sonora –duró, me decía alguna vez, casi 3 décadas—hoy pone orden en la Secretaría de Economía y trata de sacar del bajo cero a Sonora y devolverlo al buen camino.

Pero todos los rubros están en rojo y desenredar la madeja será un gran triunfo. Luego, faltará confirmar castigo a los culpables, que andan por allí, entre la gente y en varios casos, son “dignos representantes” de la sociedad a la que han agraviado tanto.

La duda es si podrán exigirles cuentas del dinero del contribuyente que debió llegar a la tarea social, a las obras, al adecuado manejo administrativo, el que tanto se dijo se gastaba en condominios, terrenos de playa, ranchos, mansiones, viajes, etc.

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La ciudad nos necesita         GUAYMAS.- Fuera grillas. Hoy la ciudad necesita de la solidaridad porque más de 10 mil personas fueron golpeadas por la lluvia y la mayoría perdieron todo, así que sumarse a los grupos de apoyo que llevan paliativos a estas familias, es el paso del momento en el puerto.

Es increíble lo que puede hacer el agua. El retrato lo muestra la colonia Adolfo de la Huerta, al este de la ciudad, por donde se llega desde el sur volteando a la derecha y donde en el pasado había un paraje rematado por un cañón con par de afluentes formando el arroyo. La necesidad la creó el asentamiento en suelos propiedad del expresidente nativo de Guaymas, que su  descendencia donó para esa gente, por ello el homenaje guaymenses de oficializar con su nombre a la colonia.

No tienen la culpa por asentarse allí. Necesitaban un trozo de suelo y como “paracaidistas” llegaron los primeros en los años 70. Así los llamaban. Si sirve de consuelo, Pemex, con toda su capacidad técnica y económica, se asentó con su planta receptora de combustible frente al muelle, en el desemboque del mismo arroyo y viera los estragos que le causa cada cinco o seis años.

Dañó también camiones y muros en el negocio del transportista Alfredo Suárez Ríos, pero el hombre --de raza le viene al galgo—lejos de sentarse a lamerse sus heridas, arregla su espacio y envía el resto de sus capacidades a auxiliar a la gente damnificada, principalmente de la colonia Adolfo de la Huerta.

Eso explica el por qué hace tiempo Claudia Pavlovich lo vio y pensó que sería un buen aliado cuando se tratara de hacer cosas buenas por Guaymas. No se equivocó y ahora lo confirma.

Y con él, llegan otros empresarios como el Luis “Lichy”Bueno, Jesús Fajardo y sus hermanos; Alfonso Valencia, Beto Vázquez y Jesús Saldaña –discúlpenme si olvido nombres—a aportar su grano de arena, qué créanme, es mucho más que un grano. Qué agradecidos debemos estar también con los marinos de la Armada de México que con pico y pala ayudan a quienes debieron salir de sus casas cuando el arroyo llegó con sus embates. Y con la Policía, que día y noche se esforzó por ayudar a todos e ir a donde se les necesitara. Me consta también el esfuerzo del alcalde Lorenzo De Cima y su gente, que no durmieron la noche de sábado y madrugada de domingo pensando en qué hacer y haciéndolo, por la gente.

Y qué ejemplo de Claudia Pavlovich, la gobernadora. En charcos, arroyos y lodazales, acompañó a los damnificados y con el rostro marcado por el impacto de ver la devastación, instruyó el accionar inmediato. Allí apareció la solidaridad de muchos.

También la intolerancia y estrechez de otros, pero es parte del espectáculo que da la gente sin conciencia. Me quedo con lo primero, porque emociona, llega al corazón.

Hago un espacio para agradecer la respuesta de Jesús Saldaña. Sabe de la permanente escasez de recursos de la comuna y por su cuenta reparó luminarias en el malecón turístico, barrió algunos espacios y podó plantas junto al mar. Mejoró un poco. Si así fuésemos todos sería mucho mejor el puerto. Se lo agradecen muchas familias, deportistas y jóvenes que día a día utilizan el espacio.

Buena noticia es que en Empalme el problema no fue tanto, sobre todo porque el alcalde Carlos Gómez cota ha recibido no uno, varios baldes de agua fría al hurgar en las cuentas de la Tesorería Municipal. No logra convencerse de la capacidad depredadora de la que fue capaz su antecesor, el pitufo exveterinario Moisés Laguna Torres, a quien le irá bien si no lo lincha el exrielero pueblo.

De regreso a la gobernadora Pavlovich, me reportan que viajo a la ciudad de México, donde buscará recursos para enfrentar las contingencias que se viven en estos momentos por los fenómenos climáticos, pero agregará el esfuerzo para salir del hoyo excavado por el sexenio previo, sobre todo en caminos, cuyos destrozos por el olvido oficial ahora paralizan muchas de las tareas económicas de Sonora. No se vale, pero eso se hizo, ahora a corregir. Quién nos manda.

Estas líneas...

+ Casa Hogar, un ring político GUAYMAS.- Otto Claussen parece olvidar en tan corto plazo para qué es un alcalde y el poder que puede concentrar según su experiencia.

Formado en los principales rings de la política estatal, le fue fácil ser diputado local y alcalde luego de riñas de 4 y 6 rounds en la Profepa, Isssteson y comunicador de un gobernador poderoso como fue Eduardo Bours.

El hermosillense nacido en Guaymas llegó al pueblo y se mandó hacer una casa de sueño frente al mar en San Carlos. Gobernó con altura, rodeado de colaboradores y también –lo aceptó-- aduladores y recomendados que costaron mucho dinero al puerto, pero entre políticos así, el dinero es lo de menos.

Hizo mucha obra porque tuvo la suerte de vivir un trienio con un sonorense consolidado en lo nacional al lado de presidentes, cuya gestión fue muy útil a la entidad. Guaymas fue favorecido con fondos por unos 900 millones de pesos.

Al margen de lo que se diga sobre moches y calidades, Claussen transformó sitios como la colonia 18 de Marzo, o Petrolera, donde curiosamente perdió la votación pasada el tricolor, su partido.

Fue Manlio Fabio Beltrones Rivera su sostén, como el de muchos alcaldes, para presentar trabajo. Hoy aplaudamos a Otto, pero el reconocimiento real es para aquel excelente gobernador que tuvo Sonora, vuelto el político de mayor peso nacional que ha dado la entidad.

Pero le decía, el exalcalde olvida que el alcalde manda. Lo confirma la Casa Hogar para niños, donde hay 8 de ellos bajo la espada de Damocles que los sacará o no según dictamine una cuestionada Comisión Estatal de Derechos Humanos y una de Protección Civil que busca sillas y escritorios para poder trabajar, pues les perdieron incluso los comedores móviles que a costo millonario compró para atender a damnificados la pasada administración.

Claussen desplazó para la guerra de guerrillas a regidores tricolor e iniciar la innecesaria insurgencia, y usaron ese sitio para sus primeros golpes, aunque criticar al alcalde Lorenzo De Cima Dworak por nombrar funcionario sin ratificar o renovar Consejos fue el primero dardo envenenado lanzado.

En lugar, dicen expertos, de tomar café con Lorenzo De Cima y explicarle dónde quedó qué, a quién hay que cuidar, qué obra terminar para que no se enoje don Fulano o don Sutano y hasta –hablemos claro—qué obra no, para cobrar afrentas.

Prefirió abrir fuego pese a tener amigos –lo habían sido antes de ser los actuales jefes— en los principales cargos de dirigencia los próximos tres años.

Si nos apegamos a la regla, la Casa Hogar tiene fallas, por eso el actual alcalde dispuso cerrarla y arreglar metidas de pata del contratista. Para los regidores “ottistas” todo está bien y proclaman triunfo al lograr que instancias estatales intervengan, bajo la premisa de que el mando sonorense es priísta y les dará la razón. Ley y gracia o ley a secas, decía el Benemérito Don Benito Juárez para tratar a amigos, o enemigos.

Si gana el tricolor, no quiero pensar en la lupa sobre otras obras, pavimento principalmente; o el uso de dinero del Subsemun; o ascensos y premios discrecionales a Policías amigos; gastos de representación, compra de “reconocimientos”, facturas de proveedores cuatachos, hijos de funcionarios asegurados en la nómina… en fin.

Qué mal trienio si el pleito crece. Le irá mal al pueblo de nuevo. Mejor harían en pactar acuerdos, pues finalmente, me atrevo a pensar, acusar de malos manejos a Claussen y amigos, sería un teatro como el armado por el contralor panista que contrató y tuvo los tres años en los que multó a medio centenar de exfuncionarios y los inhabilitó, en acciones que cruzaron tranquilamente el arco de Brandenburgo de cada cual.

Olvídese pues, de opinar si cumple o no especificaciones técnicas la Casa Hogar, ese no es el tema de fondo. Ah, y ya colocaron la placa los idos, no los actuales, donde dice que el sitio se llama Manlio Fabio Beltrones Rivera.

Eso no gustará a los panistas, pero merecido sí es el reconocimiento y la preocupación priísta debiera ser confirmar que todo esté bien –porque no lo está-- para que no haya riesgos y mañana, en ese sitio, no ocurra una tragedia que manche a una figura que tanto ha dado a los sonorenses.